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Jugar bonito no basta

Jugar bonito no basta


Por Ivo Castillo Osorio

A los chilenos nos encanta repetir una frase cada vez que la Roja pierde después de dominar el partido: “Jugamos como nunca, perdimos como siempre.” Y aunque se refiere al fútbol, bien podría describir la conducta crónica del progresismo chileno: jugar bonito en las primarias, tocar de lado entre sectores ideológicamente cercanos… y regalar la segunda vuelta.

Hoy, ese error se repite. En las primarias del oficialismo compiten Jaime Mulet, Jeannette Jara, Gonzalo Winter y Carolina Tohá. La elección no es sobre quién representa con más pureza doctrinaria al progresismo, sino quién tiene una real capacidad de ganarle a la derecha —una derecha que llegará con toda su artillería electoral, económica y comunicacional a la segunda vuelta.

Y no es una elección difícil. Es Tohá.

Tohá no representa el maximalismo de las consignas, ni la pureza ideológica que a veces encanta a las redes sociales, pero aleja a los votantes. Representa algo mucho más valioso en tiempos de polarización y hartazgo ciudadano: sentido común, experiencia y capacidad de gobernar desde el primer minuto.

Mientras algunos candidatos siguen aferrados a la idea de que hay que “superar” los últimos 30 años —como si borrar la historia fuera condición para avanzar—, Tohá entiende que no hay gobernabilidad sin acuerdos. Que, para cambiar Chile, primero hay que construir mayoría. Y que eso implica dialogar con el centro político, aunque a algunos les incomode. No es un defecto. Es un activo.

Ella no necesita refundarlo todo para liderar. No necesita aplastar la historia de la Concertación para presentarse como opción legítima. Porque su liderazgo no se basa en negar lo que vino antes, sino en proyectarlo hacia el futuro. Esa es la diferencia entre alguien que quiere gobernar y alguien que solo quiere marcar un punto.

Carolina Tohá puede ofrecer lo que la mayoría de los chilenos hoy está pidiendo: certezas, conducción y unidad. Puede hablarle al votante desencantado que no quiere ni extremos ni experimentos. Y lo más importante: no demoraría un segundo en comenzar a gobernar. Conoce el Estado, entiende los equilibrios, y sabe cómo construir poder sin destruir al otro.

Sí, es cierto que Mulet interpela al mundo regional, que Winter moviliza a los jóvenes críticos del sistema, y que Jara encarna la continuidad leal del Gobierno. Pero ninguno de ellos tiene la transversalidad, el temple y la amplitud que requiere ganar una elección general… y gobernar sin colapsar al mes siguiente.

Carolina Tohá no es solo la opción más competitiva para ganarle a la derecha. Es también la única que puede cohesionar una coalición diversa, sin exigir pureza ni lealtades ciegas, sino compromiso con una tarea mayor: sacar a Chile del pantano político en el que se encuentra.

A veces, para ganar, hay que dejar de pensar en la hinchada propia y empezar a jugar con cabeza fría. El progresismo no puede permitirse otra derrota noble. No basta con jugar bonito. Esta vez hay que ganar.

Y la única que puede hacerlo es Carolina Tohá.

Por Ivo Castillo Osorio

Administrador Público

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Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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