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Israel y la OTAN siguen poniendo en peligro a la humanidad

Israel y la OTAN siguen poniendo en peligro a la humanidad


Por Carlos Gutiérrez P.

Como ya habíamos señalado en cartas anteriores, además de todos los signos políticos y militares recientes que lo hacían creíble, Israel ha dado un nuevo paso en la escalada del conflicto en Medio Oriente, que mantiene una tónica general tendiente a dejar que sea el campo de batalla el que defina el resultado de los objetivos políticos que se trazan los líderes nacionales.

Más allá del análisis del componente militar y, lamentando una vez más, las que son y serán víctimas civiles de todas las naciones que están involucradas, este conflicto viene a sumarse a otros que desnudan las características negativas y terminales del actual sistema internacional.

1. La diplomacia no solo se ha demostrado impotente para articular negociaciones políticas, sentar bases para el diálogo de las partes que pudieran llegar a ser beneficiosas para todos los interesados, y así evitar llegar al conflicto armado, sino que lamentablemente ha sido utilizada y manipulada para esconder o ralentizar el uso de la fuerza militar, ganando tiempo para una de las partes, con un cinismo rampante.

    La experiencia del grupo y las negociaciones de Minsk para el conflicto ruso-ucraniano ya sentaron, en el pasado reciente, un mal precedente. Fueron los propios líderes de Francia y Alemania, que supuestamente actuaban como países neutrales y garantes de un acuerdo, los que en el año 2022 una vez iniciada la Operación Militar Especial rusa, reconocieron que todo ese tiempo de negociaciones, de 2014 a 2022, solo había sido una estratagema para darle tiempo a Ucrania para su rearme y pudiera estar en mejores condiciones de enfrentar un conflicto armado con Rusia y así poder recuperar por la fuerza las regiones sublevadas de Lugansk y Donetsk, así como la zona de Crimea que ya había sido anexionada por Rusia.

    En el caso israelí, se llevaban meses en una mesa de negociaciones entre Irán y Estados Unidos para acordar un tratamiento pacífico de la energía nuclear a la cual Irán tiene derecho, según el convenio de mundial de Energía Nuclear. También se habían alcanzado ya posiciones básicas aceptando el límite adecuado para el uso de la energía nuclear con fines pacíficos, pero las negociaciones empezaron a ser modificadas progresivamente ampliando el foco y el tamaño de las exigencias, lo que hacía inaceptable para la parte iraní. Era una forma muy sutil de hacer inviable el diálogo y abrir la puerta “legal” para un ataque militar.

    Los iraníes ya habían expresado sus condiciones, estaban dispuestos a volver al nivel de enriquecimiento de uranio de 2015 y, a cambio, Estados Unidos debía levantar las sanciones contra el país. Además, debía influir en otros países occidentales para que también flexibilizaran el régimen de sanciones.

    Recordemos que en 2015 se adoptó el llamado “Plan de Acción Integral Conjunto”, según el cual Irán se comprometió a limitar su enriquecimiento de uranio al 3,67% y a reducir el volumen de uranio enriquecido en un 98% en 15 años.

    2. La retorsión sobre el uso de los discursos y el manejo que los medios de comunicación occidentales hacen uso de ello, nos recuerdan a la novela 1984, en que el poder central genera una reversión de los conceptos como manipulación masiva que a su vez distorsiona un entendimiento mínimo sobre lo que sería la realidad. Nos dicen que Ucrania lucha por la libertad y la democracia del mundo, uno de los países más corruptos, con eliminación de los partidos políticos opositores, persecución cultural y religiosa, violación de la Constitución, etc. En Israel nos dicen que Irán ha violado el derecho internacional, que el ataque preventivo es en respuesta al ataque iraní, que no atacan a civiles, que tiene derecho a defenderse ya que Irán es la principal fuente de inestabilidad (Úrsula von der Leyen), o que el programa nuclear de Irán representa una amenaza para Israel y Europa (Macron).

    Todas estas narrativas son digitadas desde los centros de poder comunicacional del atlantismo, porque en su hipócrita imagen pública siempre tienen que aparecer amparados y respetando un cierto comportamiento legal.

    3. La tan mencionada característica híbrida del conflicto actual, de la cual tanto se ha quejado la OTAN europea, resulta que los que la han llevado a un nivel superior son justamente los beligerantes que están en la órbita OTAN (en ella incluyo a Israel). Han censurado todos los medios de prensa que no están en su lógica retórica y perseguido a periodistas y académicos que han manifestado públicamente su disenso con ese discurso hegemónico, generando con ello una de las mayores manipulaciones contemporáneas de la información; han tomado decisiones sobre paquetes de sanciones económicas, políticas, deportivas, culturales de forma unilateral, violando el derecho internacional y el espíritu de organismos internacionales, creando enormes dificultades sobre la población civil, siendo Rusia e Irán, dos de los países más sancionados en la historia; han usado el terrorismo contra infraestructura civil, así como acciones en contra de personas individuales y colectivas, en Rusia contra periodistas, intelectuales y un acto musical público. En el caso de Israel, con asesinatos selectivos de científicos y expertos civiles (se reportaron nueve asesinatos en dos días).

    Es llamativa la táctica usada por organismos de inteligencia de Ucrania e Israel para acciones terroristas contra infraestructura civil y militar consistentes en camiones civiles que encubren drones digitados a distancia y que operan desde el interior el país atacado. Lo usaron para atacar los aviones estratégicos en aeropuertos rusos, y para atacar objetivo de interés civil y militar en Teherán. Demasiada coincidencia en tan poco tiempo.

    4. La irrelevancia y maniqueísmo de los organismos internacionales, todos dirigidos por líderes de países occidentales, son parte ineludible del nivel de irresolución de los conflictos actuales. Resulta indignante el papel de la ONU ante el genocidio en Gaza y ahora el ataque de Israel sobre Irán, viendo una enésima reunión del Consejo de Seguridad en que se pronuncian encendidos y categóricos discursos sobre la aplicación de las resoluciones, exigiendo el alto al conflicto y pidiendo moderación, sin que estas declamaciones tengan efecto alguno.

    Es una puesta en escena bien reflejada del teatro del absurdo, ya que todos los miembros saben en qué terminará el debate, cada uno actuando como bloque, con representación que hace rato no refleja la distribución real del poder en el sistema mundial, y la mentalidad colonialista de los países europeos que no están dispuestos a una nueva concepción de la gobernanza mundial, que haría participar directamente a países del sur global.

    La OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica), dirigida por el argentino Rafael Grossi, ha actuado parcialmente, como tributario del relato e interés israelí, y su último informe al Consejo Directivo, fue uno de los hechos que generó condiciones para el argumento del ataque preventivo, a pesar de que tantos años en que ha realizado inspecciones al proyecto nuclear iraní, nunca ha podido demostrar empíricamente que estos desarrollan armamento nuclear. La Junta de Gobernadores de la OIEA, adoptó una resolución propuesta por Alemania, Reino Unido, Francia y Estados Unidos condenando a Irán. Fue aprobado por 19 de un total de 33 países. A este documento solo se opusieron tres países, China, Rusia y Burkina Faso.

    Hoy día, después de ver los ataques a centrales nucleares de Irán por parte de Israel, el director Rafael Grossi saca la voz para plantear que “He afirmado repetidamente que las instalaciones nucleares nunca deben ser atacadas, independientemente del contexto o las circunstancias”.

    La retórica de acusaciones a ese programa se ha desplegado desde principios de los años 80 del siglo pasado. En 1984 informes de inteligencia de Estados Unidos sugirieron que “Irán está más cerca que nunca de adquirir armas nucleares”. En 1992 funcionarios israelíes advirtieron que Irán tendría una bomba nuclear en 1999. En 1995, esta vez funcionarios estadounidenses estimaron que Irán está a cinco años de desarrollar un arma nuclear. En 2006 servicios de inteligencia alemana estimaban que, en el año 2010, Irán tendría la famosa bomba nuclear. En 2010, organismo de la ONU informó que Irán estaría buscando una cabeza nuclear. En 2012, Netanyahu afirmó que solo faltaban pocos meses para que Irán tuviese la bomba.

    5. La expansión y la coordinación de la guerra de la OTAN se expresa con claridad en Ucrania y en Medio Oriente. Esta alianza militar tiene una participación directa con apoyo logístico, entrega de armas, inteligencia, mando y control, planificación de operaciones, entrenamiento y actos de terrorismo en la guerra con Rusia. En el caso de Israel le apoya con inteligencia, entrega de armas, logística, participación directa en acciones aéreas de bombardeo e interceptación. El ex primer ministro israelí, Ehud Barak, señaló con claridad que “No podemos luchar solos contra Irán”.

    Es evidente que esta operación no corresponde solo a Israel; están detrás especialmente Reino Unido, Francia y Alemania; Chipre presta sus bases aéreas; otros países de la región apoyan con información y bases de operación (Azerbaiyán), con acciones de interceptación (Jordania); Arabia Saudita y Qatar apoyan la defensa antimisiles de Israel.

    Es una alianza que está desbocada, que encuentra enemigos en regiones que no están en su ecúmene, como el caso de Irán y China, a la cual también la han catalogado como un peligro en su apreciación estratégica.

    En su acelerada decadencia, busca jugar un rol en la política mundial, para la cual no tiene actualmente mayores condiciones, pero como sucede ante la inminencia de la irrelevancia, eleva el tono del guerrerismo y manifiesta su apoyo a los belicistas de Ucrania e Israel. En este último caso nadie les ha dado participación en asuntos que no le competen, pero, aun así, ante la violación del derecho internacional, que ahora ha sido convenientemente olvidado, han ofrecido su aporte militar para luchar contra Irán.

    El peligro, pero a su vez el cinismo, es que la OTAN alienta a otros a entrar en conflictos ofreciendo su apoyo desde atrás, conocidos como guerras proxy, una vez más muy elocuentes en los casos ucraniano e israelí, lo que refleja desnudamente su mirada colonialista sobre que los muertos los ponen los otros (es una forma de entender la metáfora del jardín y la selva en el discurso de Borrell).

    6. En el plano estrictamente militar, se confirma la tendencia de que hoy día no hay enemigo irrelevante, porque incluso ante asimetrías notables en el poderío militar de los contendientes, de igual forma se pueden ejecutar daños importantes. Lo han demostrado los hutíes, grupos insurgentes en Medio Oriente, y en este mismo choque militar entre Israel e Irán.

    El desarrollo de tecnologías de bombardeo a distancia y con equipos no tripulados se ha ido apoderando del campo de batalla, en el caso del Medio Oriente con mayor razón debido a las discontinuidades terrestres entre parte de los beligerantes, lo que hace difícil una guerra en este espacio. El armamento hipersónico está siendo la gran herramienta iraní para la defensa de su soberanía.

    A su vez, la confianza ciega en la tecnología también tiene su lado débil, como está siendo la tensión a la que está siendo sometida la famosa Cúpula de Hierro de protección israelí ante ataques aéreos.

    El conflicto, hasta ahora se ha concentrado, por parte de Israel, en los golpes clásicos de la doctrina otanista, con fuerza en los ámbitos de mando y control, defensa aérea, plataformas de lanzamiento de misiles. El mejor ejemplo es la cantidad de altos mandos eliminados en ataques selectivos. En la medida que no ha logrado todavía detener la respuesta iraní ha pasado a infraestructura civil y política, energía y por supuesto los centros del programa nuclear. La respuesta iraní ha sido simétrica y espejo ante los ataques israelíes.

    El discurrir de esta coyuntura también es de una incertidumbre crítica. Al parecer Israel no ha logrado dar un golpe determinante y estaría solicitando una participación de Estados Unidos más activa, en este caso en el bombardeo directamente o en la entrega de bombas de características más potentes (fue una noticia lanzada por el portal de noticias Axios).

    En la medida que el conflicto se prolongue, se hace más patente la posibilidad de que se incorporen otros actores, ya que siempre la tendencia apunta a un incremento debido a que con las primeras medidas de fuerza no se logró doblegar al enemigo. Pakistán ya ha amenazado a Israel en caso de usar armamento nuclear. Así como Irán ha repetido su amenaza en caso de que participen otros estados en el conflicto, particularmente los europeos.

    Y una vez más apreciamos las diferencias en las lecturas y proposiciones del mundo actual. Mientras la OTAN solo presenta discursos que tienden a la continuidad y profundidad del conflicto, China, Rusia y otros países ponen el énfasis en detener las acciones militares, sentarse a la mesa de negociación y ofrecer sus servicios para el diálogo.

    Es una duda muy acuciante cuál de los dos protagonistas puede resistir de mejor forma un conflicto prolongado. Israel, a lo largo de todas sus guerras, nunca había sido golpeado en su propio territorio y en sitios de importancia con la gravedad de lo que está sufriendo hoy día, además de que su estructura y doctrina militar no está diseñada para una guerra prolongada. Tiene una economía pequeña, un desgaste importante por sus acciones en la Franja de Gaza y en El Líbano, limitantes en su producción militar, una oposición política interna que ha crecido, un fuerte malestar social, descontento en las propias filas militares, y un efecto psicológico fuerte en su población, particularmente la más joven.

    Por su parte, Irán arrastra problemas económicos por las prolongadas sanciones en ese plano, una oposición política de cierta relevancia, un agotamiento en la población por continuas guerras, aunque demostró una larga resistencia en la guerra con Irak y tiene acuerdos estratégicos recientes con Rusia y China.

    Finalmente, el hegemonismo unilateral de Estados Unidos sigue siendo la cabeza de un monstruo que tiene desplegados sus tentáculos en la guerra entre Rusia-Ucrania-OTAN apoyando a estos dos últimos en Europa; en el conflicto en Medio Oriente apoyando el genocidio de Israel contra el pueblo palestino y los ataques a otros estados de la región; está en Asia provocando a China con la militarización de Taiwán; también en el Pacífico con alianzas y bloques que tensionan la región.

    Los objetivos políticos de destruir estratégicamente a Rusia, incluso con la amenaza del desmembramiento territorial; de acabar con la reivindicación de un estado palestino libre y de los que lo apoyan en el eje de la resistencia, así como eliminar la competencia hegemónica de China, todos expresados públicamente, nos habla claramente de la perspectiva mundial que tiene el interés atlantista por mantener su dominio a través de su método preferido de llevarlo adelante, las guerras contra los pueblos.

    Por Carlos Gutiérrez P.

    Carta Geopolítica 49, 17/06/2025

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