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Russia Today en Chile

Russia Today en Chile


Cuando la libertad de expresión molesta al poder «democrático»

La reciente llegada de RT (Russia Today) a la televisión abierta chilena ha provocado una reacción histérica —y reveladora— en el ecosistema mediático y político nacional. Columnistas, parlamentarios, panelistas y directores de medios, tanto del “centro” como de la derecha, han salido en masa a gritar “injerencia extranjera”, “propaganda rusa” y “ataque a la democracia”. Lo que no dicen es que, en el fondo, lo que les aterra no es Rusia: es que se abra una grieta, por mínima que sea, en el control ideológico del discurso dominante.

Porque si algo queda claro con esta polémica, es que la libertad de expresión en Chile tiene dueños, y esos dueños no están en Moscú, sino en El Mercurio, Copesa, Canal 13, TVN, y el Ministerio del Interior.

RT es, sin duda, un canal estatal ruso con una línea política definida, que responde a los intereses geopolíticos del Kremlin. Nadie lo niega. Lo que es obsceno es que eso se convierta, de pronto, en un problema, cuando durante décadas hemos consumido sin objeción CNN, FOX News, Bloomberg, Deutsche Welle y France 24, todos ellos medios estatales o corporativos del bloque imperialista occidental, que han justificado guerras, golpes de Estado, invasiones y saqueos con la misma frescura que RT defiende su “orden multipolar”.

¿Dónde estaba la “alerta democrática” cuando CNN blanqueaba la invasión a Irak con mentiras sobre “armas de destrucción masiva”? ¿Dónde estaban los defensores de la soberanía cuando la Deutsche Welle reproducía el discurso de la OTAN en Ucrania como si fuera verdad revelada? ¿Dónde están cuando los medios chilenos repiten sin cuestionar los comunicados del Departamento de Estado Norteamericano y el discurso sionista sobre Palestina Ocupada y el Genocidio?

El problema no es la “injerencia rusa”. El problema es la pérdida del monopolio ideológico pro-OTAN, pro-EE.UU., pro-UE, que durante décadas ha moldeado el sentido común del pueblo chileno bajo la lógica del capital transnacional.

Lo que realmente inquieta a los medios del capital y a los sectores políticos pro-mercado es que RT, incluso con todos sus límites, permite la emisión de voces disidentes al consenso neoliberal. ¿Habla RT contra el imperialismo estadounidense? Sí. ¿Difunde críticas al orden financiero global, al FMI, al G7? Sí. ¿Invita a intelectuales y líderes de izquierda excluidos por la prensa occidental? También.

¿Eso significa que RT sea una herramienta del socialismo? Por supuesto que no. RT es portavoz de un capitalismo de Estado con tintes conservadores, al servicio de los intereses del gobierno ruso. Pero, en un escenario mediático colonizado por el discurso único del capital occidental, incluso esa voz parcial rompe el cerco de uniformidad ideológica.

Y eso, en un país como Chile —donde el 90% de los medios están en manos de conglomerados empresariales o estatales cooptados— es intolerable para la elite.

Lo más patético de esta campaña de censura no viene solo desde la derecha. También sectores autodenominados “progresistas”, que se llenan la boca con palabras como “pluralismo”, “inclusión” y “diversidad”, han salido a denunciar la presencia de RT como “peligrosa”, “desinformativa” y “contraria a los valores democráticos”.

Son los mismos que callaron cuando Piñera reprimía al pueblo con ojos mutilados, los mismos que jamás cuestionan el cerco mediático sobre Palestina, o el silenciamiento sistemático de los movimientos mapuche y populares.

Son progresistas… hasta que aparece una narrativa que no pueden controlar. Entonces se vuelven pequeños Torquemadas del libreto OTAN.

La verdadera amenaza para la libertad de expresión en Chile no es RT.
Son los medios empresariales, que reproducen sin crítica la ideología del capital.
Son los gobiernos, que financian una televisión pública dócil mientras castigan cualquier intento de medios populares. Son los partidos políticos del orden, que gritan “democracia” mientras construyen un cerco informativo que empobrece el pensamiento crítico.

Por eso, la defensa de RT no es defensa de Putin ni de la política exterior rusa.
Es defensa del derecho del pueblo chileno a acceder a más de una voz.
Y también, una oportunidad para recordar que el verdadero pluralismo sólo vendrá cuando la clase trabajadora controle los medios de comunicación, y no cuando los periodistas del capital se indignen porque alguien más habló.

¡No a la censura ideológica!

¡Por medios populares, críticos e internacionalistas!

¡La libertad de expresión no es monopolio de los defensores del capital!

Por Daniel Jadue



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