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Los desafíos de la Educación Intercultural. Enseñar a convivir en universos culturales diversos

Los desafíos de la Educación Intercultural. Enseñar a convivir en universos culturales diversos


Por Ricardo Bustamante Cornejo

En una de sus entrevistas más conocidas, Gabriela Mistral, señaló; “si no realizamos la igualdad y la cultura en la escuela ¿Dónde más podrán exigirse estas cosas?”. Dicha frase, podría ser aplicada a diversos temas que tienen su origen en la escuela y que influyen positivamente en el cambio cultural.

Desde el año 2021, cada 21 de junio se conmemora en nuestro país, el Día Nacional de los Pueblos Indígenas, hito histórico que releva la importancia de la cultura, la lengua y las tradiciones de los pueblos indígenas que habitaron y habitan Chile.

En la actualidad los pueblos originarios que habitan nuestro país corresponden al 9,1% de la población nacional. Los pueblos Mapuche, Aymara, Rapa Nui y Quechua, son los que presentan mayor vitalidad lingüística y cultural. Por otra parte, los pueblos Colla, Diaguita, Kawéqar, Yagán y Licanantai se encuentran en una situación de vulnerabilidad lingüística y cultural.

En este contexto, desde el año 2021 se encuentra vigente en el curriculum nacional, la asignatura de Lengua y Cultura de los Pueblos Originarios Ancestrales en los niveles de 1° a 6° básico, que, a su vez, tiene como antecedente la Ley General de Educación (2009), que refiere a los principios de integración, inclusión e interculturalidad como un compromiso explícito del Estado de Chile.

La implementación de dicha asignatura supone un amplio desafío para el sistema educativo chileno, puesto que insta a los distintos actores a reimaginar y resignificar el quehacer de la escuela hacia comunidades educativas interculturales en un contexto de ante mano dinámico, y cambiante.

El decreto 97; «busca resguardar que los estudiantes participen en una experiencia educativa compartida, como un elemento central de equidad, que permita favorecer la interculturalidad y la integración social”. Para ello, el decreto establece que la asignatura debe ser impartida en establecimientos con al menos un 20% de estudiantes con ascendencia de los pueblos con mayor vitalidad, y en el caso de los pueblos en situación de vulnerabilidad lingüística y cultural, no establece un porcentaje de concentración (Decreto 97/2021).

Es importante, entonces, promover los espacios del curriculum escolar, que rescatan y revitalizan la lengua y cultura indígena, pero, así mismo, es importante proveer de herramientas y respuestas pertinentes a los equipos de gestión y a las comunidades educativas que asumen dicha responsabilidad.

El Ministerio de Educación ha promovido la gradualidad de la implementación, atendiendo a la necesidad de autonomía en la distribución del plan de estudio por parte de las comunidades educativas, sin embargo, no son pocos los establecimientos que ya han iniciado este importante cambio que reconoce la diversidad cultural y de origen en la cual se enseña y transmite la lengua (LGE. 2009).

El primer gran desafío para las comunidades es lograr apropiarse de la asignatura. Los decretos, como generalmente ocurre en estas materias, requieren de un tiempo de asimilación por parte de la escuela; incorporar nuevos profesionales, generar espacios de formación para los docentes, desarrollar instancias de sensibilización con los equipos, estudiantes y sus familias.

En este sentido, un punto clave en la implementación de la asignatura, es el rol que cumplen los Educadores Tradicionales Ancestrales, quienes, en algunos casos, son actores nuevos dentro de la escuela. Este nuevo agente educativo tiene la importante tarea de transmitir los saberes y conocimientos de los pueblos indígenas dentro del aula, pero, en paralelo, resulta clave que dichos saberes sean parte de la colaboración interdisciplinaria dentro de la escuela.

Por otra parte, la implementación de la asignatura favorece el desarrollo de un enfoque educativo integral, la articulación de habilidades, conocimientos y actitudes curriculares con los saberes territoriales. Es decir, la asignatura permite, entre otras múltiples posibilidades, interrelacionar objetivos de aprendizaje y fortalecer el desarrollo de competencias tales como la lecto escritura y la comunicación oral.

En el ámbito de la convivencia educativa, la asignatura también puede ser una buena oportunidad para favorecer el desarrollo de aprendizajes socioemocionales, dado que reconoce un diálogo horizontal entre culturas, lo que significa incorporar las particularidades territoriales, lingüísticas y culturales en la formación escolar.

En definitiva, promover el diálogo intercultural e intercambio de saberes dentro de la escuela, es una responsabilidad imperativa para el sistema escolar, porque como dijera Gabriela Mistral, la cultura y la igualdad, han de realizarse en la escuela. Enseñar a los niños, niñas y adolescentes desde la interculturalidad es, también, enseñar desde el respeto y la valoración de las diferencias, y, así, por lo tanto, enseñar a convivir en universos culturales diversos.

Por Ricardo Bustamante Cornejo

Jefe del Departamento Provincial de Educación Santiago Sur.


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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