A seis años de la revuelta social, donde se popularizó por el distintivo traje de Pikachu que vestía, Giovanna Grandón señala que “fue bonito ver que los más jóvenes se dieran cuenta que una mamá y abuela salió a luchar de esa forma. Fui muchos años “tía” de jardín y de transporte escolar, conocí a muchos niños vulnerables. Yo he luchado por ellos, y por mis hijos. Hay que cambiar muchas cosas y hasta el momento no se ha cambiado nada. Por eso, no me rindo”.
–Habiendo pasado por la Convención Constituyente y hoy siendo candidata a diputada ¿Te sientes una política más?
-No me siento como una política más, sino con una responsabilidad de disputar para que la gente común llegue a los espacios donde se puede transformar la sociedad. Desde ese 25 de octubre de 2019 en que se hizo viral mi participación en las manifestaciones pacíficas con el traje de Pikachu, me empezaron a invitar a muchas partes. Antes de la pandemia, hicimos una gira autogestionada hacia el sur. Luego colaboramos con campamentos y ollas comunes de Santiago durante la pandemia, y la gente me decía “tía, usted debería tirarse para presidenta” un poco en broma, hasta que una abuelita me dijo “¿sabe qué?, usted podría ser constituyente”. Yo le dije que no me sentía capacitada porque no soy experta en leyes ni tengo estudios universitarios, pero ella me dijo que su nieto la había mantenido informada y que no era necesario tener ese conocimiento para postular. “Usted sólo necesita lo que ya sabe de la vida, y eso lo sabe mejor que nadie. De las necesidades de las personas, de lo que hay que cambiar”.
Ahí se me acercaron algunos colaboradores, que me ayudaron desinteresadamente, y me dijeron “nosotros sí sabemos, tenemos estudios y queremos ayudarte, porque tú saliste del estallido social, has pasado necesidades y sabes en carne propia lo que es pasar hambre”. Y es verdad. Cuando uno ha pasado hambre ve la realidad desde otra perspectiva. Uno dice por qué si hay plata para algunas cosas a otras personas les falta la comida. Yo lo encuentro insólito.
Sigo teniendo esa imagen de la revuelta social, como una expresión de malestar de la mayoría de la población, cansados de los abusos y las injusticias.
Fui siempre clara, al igual que hoy al postular al Congreso, no voy solo con mis ideas, voy con las ideas de todos. Quiero que construyamos una democracia directa, que todos los ciudadanos seamos partícipes de la institucionalidad. Reflejé eso en la Convención y espero llegar a la Cámara de Diputados con el mismo objetivo, y que podamos hacer de nuestro país un lugar donde todos tengamos oportunidades.
Estos últimos tres años he estado estudiando Servicio Social. Sigo trabajando como transportista escolar, levanté un sindicato de trabajadoras independientes y soy jefa de hogar. Me he preparado y estoy más lista que nunca para representar los intereses de la gente, porque soy una madre y abuela que sigue luchando por cambiar las cosas.
Quizás mi candidatura es diferente, un poco extraña, pero cómo no va a llamar la atención si desde los orígenes de nuestra República hemos sido gobernados por los mismos de siempre. Todos vivimos en este país y tenemos que ser partícipes de la política, no solo quienes estaremos en el Congreso, sino que mi propuesta es que nos involucremos todos y todas.
–En cuanto a referentes, ¿qué personaje histórico de Chile le genera admiración?
-Gladys Marín, que era peleadora igual que yo. Luchó hasta el final y siempre luchó por lo mismo. No se vendió. Recuerdo las críticas que le hacían, que no le gustaba el diálogo, que era confrontacional e incluso agresiva, lo mismo me dicen a mí, entonces siento mucha empatía por su liderazgo. Sé que muchas mujeres en política nos reflejamos en ella, porque sentimos y vivimos la discrimación y el permanente cuestionamiento a nuestras posiciones por el hecho de ser mujeres y ponernos del lado de los más humildes. Esto muchas veces se caricaturiza diciendo que no nos gusta el diálogo, y el asunto no es ese, es el diálogo para qué, con qué objetivo, porque si dialogar es permanente renuncia a tus convicciones entonces no es un diálogo entre pares, sino la subordinación de unas ideas sobre otras. Si se exige sólamente el diálogo entre partidos políticos, el diálogo con los lobistas de las AFP y las Isapres y no con la gente, yo no estoy de acuerdo. Creo que lo reflejé bien en la Convención Constitucional, dialogué hasta con la derecha en aspectos que iban a mejorar la calidad de vida de la gente.
