Última cuenta pública, el último intento del Gobierno
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Última cuenta pública, el último intento del Gobierno


Por Giovanna Grandón Caro

Lo que nos deja este último discurso del presidente Gabriel Boric, es de dulce y de agraz.

Inicia su cuenta intentando acercarse a lo que los sectores reaccionarios han llamado de manera despectiva, octubrismo, al mencionar que los dos procesos constituyentes que vivimos no pueden definirse como errores y que la Revuelta de octubre de 2019, no fue un estallido delictual, sino que la expresión legítima de una serie de malestares sociales acumulados por años. Quizás en otro momento esta declaración pudo tomarse como un gesto sincero, pero hoy, en pleno momento electoral, suena a interés.

En la primera de las tres seguridades en que se dividió la presentación, seguridad ciudadana, se da cuenta por ejemplo de que se logró romper la curva de homicidios que venía en ascenso, la aprobación de leyes de modernización institucional en temas de delincuencia, el máximo aumento de recursos para las policías en años, el 48% de descenso de la migración irregular, ley integral de violencia hacia las mujeres, entre otras.

En seguridad social se destacan los seiscientos mil nuevos empleos, el nivel de participación de las mujeres en el mundo laboral en aumento volviendo casi a las cifras anteriores a la pandemia de COVID 19. En el ámbito de la salud se destaca la cobertura del virus sincicial, los 70 nuevos dispositivos para APS, mejoras en el fondo Ricarte Soto; en educación se destaca que al final del gobierno habrá 38 SLEP con lo que se alcanzará el 50% de los establecimientos del país, y en vivienda se destacan la construcción de doscientas mil viviendas y la política de arriendo a precio justo.

Es importante también destacar, en el ámbito de democracia, cuando se habla de defensa de la probidad, plan nacional de búsqueda y la defensa irrestricta a los derechos humanos.

Y, finalmente, destaco los cambios que se realizarán en el centro de reclusión Punta Peuco y la prohibición de ingreso de productos que vengan de territorios ilegalmente ocupados en Gaza.

Hasta ahí, se podría leer una última cuenta pública llena de logros y con una perspectiva puesta en el los derechos. Sin embargo, hay algunos aspectos que quiero comentar.

En primer lugar, veo una contradicción entre manifestarse a favor del respeto irrestricto a los Derechos Humanos, condenando gobiernos y alzando la voz por el genocidio en Gaza y rendir “homenaje, por su compromiso cotidiano, muchas veces silencioso y siempre arriesgado, por protegernos” a Carabineros, más aún cuando se inicia este acto republicano, analizando lo que fue la Revuelta de 2019. Momento histórico en el que fueron precisamente estas fuerzas policiales las que vulneraron de manera sistemática los derechos humanos de miles de chilenas y chilenos que salieron a la calle exigiendo cambios.

En segundo término, se abordó el tema de la vivienda, destacando la construcción de doscientas mil viviendas en todo el país. Pero nada se dijo sobre los campamentos que, según el último catastro del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de 2024, llegan a 1.432 en todo el territorio. No se mencionan soluciones para quienes viven en esa condición y que ven amenazada su permanencia en los terrenos por la ley que permite su desalojo y que no incluye solución alguna para esas familias.

Finalmente, es necesario mencionar que, a nueve meses del término del gobierno, hay muchas promesas que no se han cumplido, otras que se olvidaron y muchas más que concretamente fueron abandonadas, como el compromiso por el TPP11, desmilitarización del Wallmapu y la reestructuración a Carabineros de Chile; esto último es algo que tiene que volver a abordarse en el futuro gobierno.

Queda una gran tarea para quienes asuman el próximo gobierno y el Congreso Nacional; es necesario actuar con valentía frente a temas del ámbito social, judicial y de seguridad.

Por Giovanna Grandón Caro


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