Por Claudia Mix Jiménez

Cuando la candidata Matthei critica el Plan Nacional de Búsqueda de víctimas de violaciones de Derechos Humanos y lo cataloga como “un acto de venganza”, no solo comete una falta de respeto; también muestra su verdadera cara; la del retroceso moral hacia la que la derecha quiere empujar a la sociedad chilena.
La hija de uno de los miembros de la Junta Militar que impuso una dictadura sangrienta en este país. Quien fue defensora de la dictadura de Pinochet y promotora del “Sí” en el plebiscito de 1988 habla hoy de venganza, cuando lo que está en juego es el cumplimiento de una obligación del Estado chileno frente a más de 1.162 detenidos desaparecidos y más de 3.200 víctimas fatales de terrorismo de Estado.
Hay que decirlo una y mil veces: la búsqueda de verdad y justicia no divide a Chile; lo dignifica.
La democracia, que tanto costó recuperar, se sostiene sobre la verdad, no sobre el olvido y esa verdad incluye justicia, para asegurar su existencia.
La visión negacionista de la historia de Chile, es propia de todos los candidatos de derecha. A las declaraciones de Matthei se suma el proyecto de ley presentado por el candidato Kaiser, que busca otorgar beneficios a condenados por crímenes de lesa humanidad, considerados los crímenes más aberrantes que se pueden cometer. Ese intento de disfrazar la impunidad bajo el nombre de “humanidad” también es inaceptable.
Los delitos de tortura, asesinato y desaparición forzada son imprescriptibles e inamnistiables según el Derecho Internacional. Nadie puede “cumplir su deuda con la sociedad” mientras las familias sigan sin saber dónde están sus seres queridos y los culpables sean juzgados por lo que hicieron.
Por eso también es importante defender la existencia de instituciones como el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), la Corporación de Defensa de los Derechos del Pueblo (Codepu), la Comisión Chilena de Derechos Humanos, la Vicaría de la Solidaridad y tantas organizaciones que han sostenido la memoria, acompañando a las víctimas cuando el Estado miraba hacia otro lado. Su existencia no es un privilegio; es la garantía mínima de que el horror no se repita.
Mientras Matthei, Kaiser y Kast han amenazado con cerrar o cambiar el objetivo de estas instituciones, muchos hemos asumido el compromiso de convertir el Plan Nacional de Búsqueda en ley permanente, para que nunca más dependa del gobierno de turno, sino de la voluntad de un país que elige la verdad sobre el silencio.
Los llamo a recordar esto al momento de elegir autoridades. Porque la verdad no es venganza; es justicia, memoria, democracia y garantía para el futuro.
Por Claudia Mix Jiménez
Diputada distrito 8.
Fuente fotografía
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