La cruda realidad de la Tenencia Irresponsable
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La cruda realidad de la Tenencia Irresponsable


La Agrupación Pompón, dedicada al rescate y rehabilitación de conejos, denuncia una ola de maltrato que incluye operativos de rescate, la ignorancia sobre los altos costos de cuidado y la complejidades de estas mascotas.

Durante el año 2023, la Policía de Investigaciones (PDI) registró un total de 2.383 denuncias y órdenes de investigar vinculadas a delitos de maltrato animal, en donde la Región Metropolitana, Valparaíso y La Araucanía concentraron las mayores cifras. La compleja situación se agrava por la limitada aplicación de la Ley de Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía, que si bien representa un avance en la protección animal, también presenta significativas falencias.

La también conocida como “Ley Cholito” se enfoca principalmente en perros y gatos, dejando un vacío legal al no establecer registros ni protocolos claros para otras especies de animales. De hecho, la legislación para mascotas no convencionales se concentra más en los permisos de internación y la legalidad de su adquisición, descuidando el seguimiento de su bienestar una vez que llegan a los hogares, lo que perpetúa la impunidad en casos de abandono y maltrato.

El surgimiento de una solución

El creciente abandono de animales exóticos se ha convertido en una alarmante muestra de la tenencia irresponsable en el país. La Agrupación Pompón, una organización dedicada al rescate y rehabilitación de conejos maltratados y abandonados, emerge como una luz en este panorama, enfrentándose a realidades que superan la imaginación. Desde su conformación por un grupo de amigos en 2019, esta agrupación ha sido testigo de la crueldad y la falta de información que rodea a estas mascotas, a menudo adquiridas a modo de «juguetes», y que requieren una atención especializada y costosa.

Vania Avendaño, presidenta y cofundadora de Agrupación Pompón, es la única integrante que permanece desde el principio de esta iniciativa. Su rol va desde la evaluación de los adoptantes, filtrando a las familias que buscan un conejo, hasta la gestión administrativa y veterinaria de cada rescate «nosotros nos dedicamos a rescatar y a acoger conejitos que están en un estado de abandono, y también a rehabilitarlos«, explica.

La rehabilitación es una tarea ardua, dado que los conejos son «animales presa» que vienen con traumas y maltrato, con frecuencia sin un historial médico, lo que hace crucial el control veterinario. Además, la agrupación utiliza sus redes sociales para difundir información educativa, buscando concientizar sobre el verdadero compromiso que implica tener un conejo.

Un caso de abandono masivo

Uno de los rescates más extremos que ha enfrentado Agrupación Pompón ocurrió el 21 de mayo de 2024, en la comuna de Independencia. En un departamento tipo block con un patio comunal, una persona había acumulado más de 200 conejos, junto a perros, gatos, tortugas y gallinas. «Nosotros alcanzamos a rescatar solamente 52 conejos», relata la presidenta, recordando las precarias condiciones.

El escenario era horrible, pues los rescatistas caminaban a través de los cadáveres de las mascotas que no sobrevivieron. La situación era tan crítica que tras una lluvia, muchos conejos estaban «aplastados en el barro», y algunos incluso quedaron parapléjicos. También encontraron tortugas muertas, de las que solo quedaban sus caparazones.

Aunque Agrupación Pompón se dedica exclusivamente a conejos, en este operativo de Independencia coordinaron con otras fundaciones y rescatistas independientes para asegurar el bienestar de las aves y las otras especies, logrando conseguirles un buen hogar, pese a las varias pérdidas que hubo en el proceso. Los animales habían cumplido tres años viviendo en esas condiciones.

Falta de Información y Costos Elevados

La mayoría de los casos de abandono que llegan a la agrupación tienen como denominador común la falta de información previa de los dueños: «nos llegan bastante casos de abandono de gente que no se informa bien respecto a los cuidados de un conejito«, lamenta Avendaño. Asimismo agrega que la creencia popular de que tener un conejo es fácil o económico es una mentira: «una mascota exótica es cara«, sentencia, detallando los altos costos de alimentación especializada, visitas veterinarias regulares y, sobre todo, las urgencias, que en animales exóticos suelen ser aún más costosas que para otras mascotas.

La brecha económica entre una mascota común y un animal exótico es considerable y muy subestimada. Mientras que el gasto promedio anual de perros y gatos en Chile ronda los $155.647 mensuales, según el estudio Radiografía de las Mascotas realizado por Cadem en 2022, la tenencia de un animal no convencional implica desembolsos significativamente mayores.

A esto se suma la frustración de los dueños con las conductas naturales de los conejos, como roer o hacer sus necesidades en distintos lugares, aspectos que pueden ser manejados si se les enseña: «la gente los tiene por seis meses o un año y se aburren porque se dan cuenta de que es más responsabilidad”, explica Avendaño.

Otro caso emblemático de la agrupación es el de la Señora Duna, una conejita adulta mayor rescatada en pésimo estado que refleja lo dicho por la presidenta. Es un claro ejemplo, ya que fue comprada cuando tenía un mes y, tras cinco años de descuido, su dueña la entregó al ver que no podía atender un grave problema dental que le había inflamado los ojos y que, según los veterinarios, era un caso clínico digno para estar en libros: «la gente no investiga antes de tener una mascota, de verdad no lo hace«, crítica, enfatizando que hoy en día: «es tan simple que hasta ChatGPT te puede dar una guía de cuidado«, concluye.

La Agrupación Pompón, a pesar de ser una organización pequeña con solo tres miembros en su directiva y apenas siete voluntarios, sigue firme en su misión. Su labor se centra en el rescate, la rehabilitación y, fundamentalmente, la educación de la comunidad a través de su cuenta de Instagram (@pompon_agrupacion) sobre la tenencia responsable de conejos, animales que merecen ser vistos como seres vivos y no como un capricho o «juguete» desechable.

Por Ivette Barrios